Inmediatamente de haberse construido el pequeño fortín de la Guardia San Lorenzo de Navarro, en el año 1767, a una cuadra de distancia de este lugar, visionarios vecinos marcaron un plano a mano alzada este espacio augurando su destino: “…algún día será plaza…”
Así, en torno a este predio y cobijados por los milicianos fortineros, los primeros vecinos construyeron sus ranchos y viviendas.
Esta plaza fue testigo del crecimiento de Navarro, y por ella ha pasado la vida social de esta comunidad.
En este lugar, habitó la historia, en este lugar, el gaucho Juan Moreira descolló en duelos y persecuciones, allá, en su tiempo.